miércoles, 15 de julio de 2009

Freud, lo extraordinario y la muerte

Conocer la biografía de algunos de los científicos más destacados o controversiales, o aquellos que en resumen han sido catalogados como extraordinarios nos permite acercarnos a la comprensión de los procesos socio-culturales en los que se gesta el conocimiento, el cual pertenece a un sistema complejo que va desde la individualidad del científico hasta su entorno socio-histórico.

En el caso de Sigmund Freud ha tenido que pasar casi un siglo para reconocer que su trabajo y el de otros científicos contemporáneos como Exner, sentaron las bases de lo que hoy conocemos como psicología y más allá; en el caso de Freud el tiempo también a demostrado que su trabajo no sólo se concentró en el planteamiento del psicoanálisis y la psicoterapia sino en la relación de éstos fenómenos del comportamiento con algunos mecanismos neurológicos lo que le llevó a detallar en su Proyecto también los inicios de la neuropsicología y grandes aportaciones a la neurofisiología.

Sin embargo, la personalidad de Freud (paranoico-esquizoide) y sus métodos de trabajo lo pusieron en una posición marginal respecto a sus colegas médicos ya que sus métodos de investigación partían de la subjetividad para querer explicar con objetividad algunos fenómenos cerebrales. Esta navegación en dos campos tan distintos del conocimiento le cobraría a Freud con el descrédito de sus colegas médicos. Con el paso del tiempo la interdisciplinariedad en las ciencias ha sido necesaria y por lo tanto mayormente aceptada.

El estudio de los fenómenos complejos requieren de la confluencia de distintos saberes, como en el caso de la medicina, que en la actualidad y después del descubrimiento de los genes a transmutado la ciencia biomédica y la medicina clínica. Esta confluencia tiene un gran impacto en el mundo científico ya que la lectura del genóma permite (a través de su alteración, mezcla, replica, etc.) visualizar, en un futuro no muy lejano, soluciones a los graves problemas generados por la contaminación, problemas en la producción de alimentos y principalmente problemas relacionados con la salud. La ciencia busca más que nunca prolongar nuestra existencia individual y como especie.

La muerte, aunque sea un evento tan natural como la vida, es un tema que causa inquietantes incertidumbres tanto para el común de los mortales como para los científicos. La muerte, como apunta Marcelino Cerejido, finalmente es un motor de la civilización humana, un motor de imaginación y creatividad pero también de búsqueda de conocimiento.

Todo ser vivo culmina su ciclo de vida con la muerte y en el caso de las especies con su extinción. En los dos casos, este fenómeno nos atemoriza y por lo tanto nos parece, paradójicamente, de “vital interés”. ¿Qué es la muerte, porqué morimos? La muerte es un tema común -transcultural y transdisciplinario- por lo que muchas formas de pensamiento como en las religiones, la filosofía, el arte y el ejercicio del sentido común han intentado dar respuesta a sus ventajas con el propósito de trascenderla.

Lo extraordinario en este tema se lo debemos a la microbiología y específicamente al estudio del código genético. En las células de los seres vivos existe un gen letal, un código genético que se activa para que la célula se suicide o inmole, este acto que para algunas culturas es terrible e incluso motivo de pecado, en otras es una metáfora de la búsqueda de trascendencia y en el campo de la microbiología es una metáfora de la importancia de la muerte para la evolución.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Es sabido que Van Gogh sufría de esquizofrenia. De Nietzsche se sabe sobre el deterioro de sus capacidades mentales. En cualquier caso, no creo que fueran tipos con los que se pudiera pasar una velada sin sobresaltos. Sin embargo, a pocos les parecería aborrecible la noche estrellada o cuervos sobre campo de trigo. Freud fue un tipo sumamente paranoico, pero no demerita su trabajo. La capacidad innovadora de las personas no tiene ninguna relación con su moral. Puede tratarse de patanes que como ningún otro, realizan una intervención quirúrgica o un desentendido cuasiautista que desarrolla una teoría a la que no se le verá ninguna aplicación sino en el futuro lejano. Vale la pena recordar lo que mencionábamos antes sobre los apoyos a la investigación.
La muerte tiene efectos interesantes en este sentido: mutilan la obra de científicos y pensadores, al negarles más vida. Por otro lado, permite a otros reconstruir sus aportaciones sin pensar en reclamos o aclaraciones. La muerte es en efecto, un incentivo para el nihilismo o para el conocimiento.