sábado, 11 de julio de 2009

Semana 5: Ortega y Gasset, Asimov y el científico independiente

La primera lectura de esta semana fueron dos capítulos del compendio realizado por Martin Gardner titulado “Los grandes ensayos de la ciencia”.  Como me tocó exponer estos capítulos breves, subí aquí mi exposición.  Sin embargo quiero hacer un par de comentarios sobre los textos.

Ortega y Gasset está muy preocupado por el hombre-masa, aquel individuo mediocre fruto de la industrialización del siglo XIX, quien sería Vicente del viejo refrán que dice “¿a donde va Vicente?, a donde va la gente”.  Se preocupa que la ciencia está haciendo que los científicos se vuelvan hombres-masa porque es un completo ignorante en asuntos que no son parte de su especialidad, lo cual le hace perder contacto con el resto de la ciencia.  Yo creo que Ortega y Gasset sabe que la especialización de los hombres de ciencia es inevitable (el que mucho abarca, poco aprieta) y ha dado lugar a los grandes progresos científicos de nuestros tiempos, sin embargo creo que está tratando de que no olvidemos que la especialidad es solo una parte de un conjunto mayor y hay que conocer un poco acerca de la totalidad para no estar aislados y haciendo trabajo de poco valor.  Habría que pensar qué hacer con los estudiantes de posgrado para ayudarlos a no perder de vista el universo de la ciencia, o por lo menos la historia de la ciencia dentro de la que se especializan.  Este es un tema abierto que hay que debatir con urgencia.

Por otro lado Isaac Asimov nos recuerda que la ciencia, lejos de reducir la naturaleza a estadísticas, números y datos fríos, nos brinda la oportunidad de ver mayores bellezas que no podemos percibir sin la ayuda de ella.  Esto es totalmente cierto, y aunque de forma menos poética, también encuentro mucha belleza de poderme sanar de una enfermedad, calentar mi comida en minutos en el horno de microondas y usar mi computadora para informarme y trabajar, todo esto gracias a la ciencia.

El otro texto es un relato interesantísimo de la trayectoria de James Lovelock (su página personal es esta) quien decidió ser un científico independiente para poder perseguir las investigaciones que realmente lo apasionan sin estar sujeto a lo que dicta una institución.  El libro, Homenaje a Gaia: la vida de un científico independiente, es una autobiografía donde narra su formación como científico desde niño, de sus trabajos en diferentes lugares (como la JPL, Shell, etc.) y su teoría Gaia la cual ve al planeta tierra como un ser vivo.  De esta narración me llama la atención que para él ser un científico independiente fue un asunto relativamente fácil (solo tuvo que inventar varias cosas y trabajar como asesor en lugares importantes que seguramente le pagaron bastante bien), aunque dudo que esta pueda ser la aspiración de la inmensa mayoría, ni siquiera en los países más desarrollados.  Para poder montar un laboratorio sin ayuda financiera de alguna institución como lo hizo Lovelock, no es proeza fácil.   Hace una crítica interesante al sistema educativo y creo que tiene mucha razón en muchos de los puntos que aborda, sobre todo cuando habla del aprendizaje entre pares.  Sin embargo, hay que ver esto desde la perspectiva que siempre estuvo interesado en la ciencia y tuvo acceso a una buena biblioteca, entre otros factores.  Esto definitivamente no es el común denominador de todos los estudiantes.  El otro asunto a debatir es ver que se puede hacer en México (por lo pronto el resto del mundo no me interesa) para poder dar apoyo a los científicos.  No imagino que alguien pueda andar de científico freelance, pero el sistema actual no está respondiendo a esta necesidad.  Por lo pronto nuestro país reduce cada vez más el presupuesto destinado a la educación y al desarrollo tecnológico, como que ha perdido esperanza en los científicos nacionales y esperan importar conocimiento de otros lados… se me hace una actitud malinchista poco edificante; es como suponer que aquí no hay talento y solo los de otro lado tienen los “meros chidos” de la ciencia.  Por eso mucho del talento mexicano se va a Estados Unidos (y obviamente los beneficios de sus descubrimientos se quedan en el poder de los gringos).  Aún el SNI (Sistema Nacional de Investigadores) está apoyando a científicos que están más preocupados por generar montones de artículos en lugar de realmente hacer investigaciones profundas.  Recalco antes de seguir que este no es la totalidad de los casas: hay muchos que están en el SNI quienes realmente están innovando en sus campos.  Pero, ¿de qué manera se puede evaluar el rendimiento del académico?  Por lo visto que el número de publicaciones no es el más adecuando pero, ¿cuál sería el criterio?  Habrá que discutirlo…

5 comentarios:

Guridi dijo...

VA MI RESENCION DE LA SEMANA 5.

En esta semana me aprece que hemos confrontado dos tipos de hombres, o mejor dicho, dos tipos de pensamiento del hombre. Por un lado, Ortega y Gasset nos habla del hombre mediocre, aunque en mi opinión no se refiere al hombre mediocre, sino al pensamiento mediocre del hombre, este pensamiento mediocre puede darse en distintos momentos, y en distintos niveles, desde mi interpretación del texto, un hombre puede adquirir este pensamiento y ser un hombre mediocre pertenezca a la comunidad científica o no. Además puede deja de ser un hombre mediocre, debemos entender que no hay en esta denominación, una intención de sentencia porparte de Ortega y Gasset, sino una intención de advertencia. Su crítica a la mirada del hombre mediocre tiene que ver con la mirada obtusa, la que no percibe más allá de su nariz, la que no ata relaciones entre los conceptos, la que no busca causas ni consecuencias. Es por eso que busca llevar nuestra atención a la departamentalización del conocimiento y a la especialización que no reconoce que forma parte de un todo que no se puede entender ni explicar si no es en relación con cada una de las partes.

Totalmente contrario a este hombre mediocre, encontramos a James Lovelock, un hombre cuya vida nos asombra por su dedicación, genialidad y determinación. Pero más por su capacidad de ver más allá, de separarse del hombre mediocre. De su obra me parece muy importante destacar que ha puesto en el ojo y en la agenda del sistema, el gran peligro que significa la continuación de los excesos del mismo sobre el planeta tierra, o sobre como él cariñosamente lo llama "GAIA".
El punto de encuentro entre la vida sencilla y sin complicaciones que vive "el hombre mediocre" de Ortega y Gasset, y la vida de compromiso total que Lovelock ha llevado, lo observamos en la reflexión de Asimov. Isaac Asimov nos recuerda que la ciencia no es fría ni distante, que su esquematización de los complejos aspectos de la vida nos brinda la posibilidad de observar la belleza de los sistemas de vida. Así que el científico no es un ser que se sacrifica en la frialdad de los números, sino uno que evita perderse en la complejidad del mundo y sus sistemas, para poder entenderla y apreciarla.

Alfonso Islas dijo...

Tony

Muy bien interpretado. Tu lectura me parece adecuada, sobre todo la parte de que los investigadores de SNI, no necesariamente hacen ciencia al publicar y publicary publicar artículos, para obtener "puntos"

Alfonso Islas dijo...

Chuy

Muy atinado en la parte de que el hombre tiene partes mediocres que no necesariamente te hacen mediocre integral.
Y el contraste con Lovelock...
Te reconcozco además ahora tu interés en pasar un eje común en las lectiras. Me parece muy integrador de tu parte. Precisamente esto te hace un individuo con visión amplia, felicidades.

Anónimo dijo...

Sobre la insoportable levedad de la producción científifica por puntos. En el mismo sentido que lo menciona Jesús: los investigadores parecen más interesados en 'hacer lo necesario' para conservar el puesto o subir al siguiente escalafón juntando puntos como en el supermercado o como el que junta taparoscas, que en explorar y extender las posibilidades de su linea de investigación. Pero tal vez seamos injustos. ¿debe culparse al científico de hacer lo que haría cualquiera que desea tener una mejor posición económica? o ¿debemos enfocarnos en el sistema?
Los descubrimientos científicos de la última decada, por ejemplo:¿se han traducido en beneficios para el grueso de la población mundial? y de no ser así: ¿porqué? Tal vez debería premiarse y promoverse a los científicos que dediquen materia gris a proyectos que transformen o aprovechen estos descubrimientos en la mejoría en la calidad de vida de las personas. Seguro encontrarán menos refinada esta necesaria tarea, pero no es incompatible con la finalidad última de la ciencia.

Alfonso Islas dijo...

Alejandro

Ese es el dilema, publicar o perecer, sin importar la trascendencia. Mucho habrá que hacer el comunicador público de la ciencia, para revertir esta situación, abonar a un cultura en donde la ciencia esté involucrada y los científicos entiendan esa necesidad de trasladar sus investigaciones a, por ejemplo, la cama del paciente.

Saludos

Alfonso Islas