-Buenas tardes doctor
-Buenas tardes, adelante...
Sí, en el sofá por favor.
Ponte cómodo.
Recuéstate, sí.
Vas a pensar que has sido un ave que ha estado enjaulada durante toda su vida, y que hoy está a punto de abrir esa puerta, la puerta de esa jaula.
Vamos, con confianza.
Cuéntame, ¿qué te pasa?
Doctor, hace años hice algo de cual me arrepentí toda mi vida, algo que hubiese querido no haber hecho nunca, y que incluso traté de destruir. Pero a más de cien años del suceso, los fantasmas de ese acto me siguen persiguiendo.
En 1895 escribí un texto titulado Proyecto de psicología, con el cual traté de darle un carácter científico a esta disciplina naciente, utilizando algunos conceptos tomados de la neurología. Terminadas aquellas letras, ya no quise publicarlas, pues descubrí algo mucho más fascinante para mí, algo que podía describir utilizando un vocabulario propio. Sin embargo, aquel texto siniestro apareció años después para atormentarme. Parece que la gente se empeña en no olvidarlo, incluso tratan de darle vigencia a algunas cosas que ahí están escritas.
Estas personas sostienen que me adelanté a las propuestas de Clark Leonard Hull y otros conductistas sobre la psicología del drive con lo que después llamaría pulsiones, además a los descubrimientos de Donald O. Hebb en torno a los procesos de los impulsos nerviosos al decir que los procesos psicológicos dependen de los impulsos nerviosos, y que formulé cualitativamente la ley de Ohm cuando afirmé que las resistencias pueden desgastarse con lo que más tarde se conocería como activaciones pre y post sinápticas. Parece ser que lo que escribí sobre que los síntomas psiquiátricos no podían ser reducidos a cambios demostrables en el cerebro guarda relación con el postulado de John Hughlings Jackson de que la lesión de un área no provocaba la desaparición de la función.
Afirman que con toda mi obra hice aportaciones dinámico-metodológicas como: la significación del lenguaje en los síntomas neuróticos; el método consciencia-inconsciencia para los procesos dinámicos de defensa, o represión, manejo del trauma, placer-displacer, y conflicto; el papel de la memoria, el mito y la metáfora en la formación de síntomas; el concepto de transferencia para explicar fenómenos amorosos; y el método catártico, junto a Breuer.
También me han criticado acerca de lo que escribí en El proyecto, a diferencia de lo expuesto en La interpretación de los sueños y Metapsicología. En estos últimos me acusan de ser demasiado abstracto y desviarme de lo planteado inicialmente en aquella obra que hubiera querido que nunca viera la luz.
Estas personas son los neurocientíficos y no sé qué hacer.
Será doctor, que esto me pasa solo a mí o a todo el mundo.
Y el doctor me contestó:
-No hay quien se salve de este asunto.
martes, 22 de junio de 2010
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